En esta entrega de las Hermanas Essex la protagonista es Imogen, la tercera de las hermanas. Ya la conocimos en los libros anteriores de la saga, en los cuales Imogen se nos presentaba como una mujer amargada, insoportable, que siempre trataba a sus hermanas con una gran falta de respeto y que parecía culpar a todo el mundo de sus desgracias y también de su situación. No descubro nada si digo que Imogen queda muy pronto viuda, porque esto ocurre en el primer libro de la serie, de su gran amor Draven Maitland y desde el momento en que pierde a su marido todos sus defectos se ven acrecentados, de alguna forma les hace pagar a las personas que la rodean sus propios miedos, su desesperación, y ni siquiera sus hermanas consiguen aplacar su forma de ser. Se presenta como un ser humano egoísta, insufrible, con mal genio, desagradable y sin ningún interés por el daño que hace a los demás.
Y por otra parte tenemos a Rafe, el tutor de las hermanas, que se hace cargo de ellas por un compromiso que adquirió con el padre de las muchachas antes de que éste falleciese. Es un protagonista opuesto a lo que estamos acostumbradas. No es guapo, o al menos la escritora nos describe a un hombre entregado a la bebida, desaseado y mal vestido, con muchos defectos, pero también es cierto que en todos los libros de la serie se deja entrever que a pesar de su afición a la bebida es una persona con un gran corazón y sin maldad. Su afición a beber comienza con la muerte de su hermano, Peter, una situación que ha sido incapaz de superar a lo largo de los años, y quizás por eso es la persona que mejor puede entender a Imogen y su comportamiento. Rafe bebe para olvidar e Imogen incapaz de olvidar afronta su pérdida enfadándose con todo lo que la rodea. Son personajes opuestos, pero a la vez comparten un punto común: el sufrimiento; los dos han perdido a personas que les resultaban imprescindibles para sentirse queridos.
El libro se inicia con la llegada del hermano ilegítimo de Rafe a su vida, un hermano del que desconocía la existencia, pero que se presenta con una pequeña recién nacida y solicita un favor muy especial a su medio hermano, y el duque de Holbrook es incapaz de negarle su ayuda. La llegada de Gabriel y su sobrina le plantea la necesidad de cambiar para convertirse en un tutor mejor, para que en un futuro su sobrina pueda ser admitida en sociedad, y comienza a intentar abandonar el hábito de la bebida. ¿Conseguirá dejar de beber una persona que durante tantos años se ha levantado y acostado con la botella de licor en la mano?
Imogen y Rafe mantienen como en los libros anteriores una “guerra abierta”, que les hace provocarse y atacarse continuamente, es como si se retasen a cada momento, cada uno es conocedor de los defectos del otro, y en lugar de hacer ver que desconocen los defectos, les encanta hurgar en ellos y ponerlos sobre la mesa. Quizás por eso el libro se desarrolla de la forma en que lo hace, porque de otro modo no habría lugar a un acercamiento entre ambos.
En este libro los equívocos provocados por el parecido físico entre los hermanos dan lugar a situaciones curiosas, y esto no me ha gustado mucho, hubiese preferido más claridad al tratar la relación entre los diferentes personajes, pero la historia se desarrolla como un mar de contradicciones, y mientras las cosas se van sucediendo, Imogen y Rafe parecen intimar y tratarse mejor....
Para aquellas que todavía no lo habéis leído y no tenéis claro si lo vais a hacer tengo que decir que quizás sino os gustaron los anteriores, éste tampoco sea vuestro libro. La escritora peca de lanzarse a la historia con demasiada lentitud al principio, y al final da un giro brusco en el que el lector no sabe que ha podido pasar, deja puntos en el aire, el desenlace es tan rápido que uno se queda con la impresión de que ha terminado porque se aburría o que le faltan hojas al libro y deja la historia con ganas de más. Quizás por esto, creó un capitulo 36 que ha colgado en su página y que todavía no he podido leer porque tengo que traducirlo y mi inglés está oxidado. Éste es desde mi punto de vista el mejor libro de la serie, porque los personajes son tan diferentes a la bondad y la perfección que enternecen al lector, pero la rapidez en el desenlace, los puntos inconclusos y sin tratar, el hecho de que existan personajes secundarios que se entrelazan en la historia nos deja con un sentimiento de pérdida a la finalización del libro.
Creo que ambos personajes merecían una historia más cuidada, más larga y más centrada en ellos. Imogen ha cambiado tanto, o al menos es la impresión que tengo, que de un ser irracional, egoísta y casi malvado se transforma en un personaje dulce y cariñoso casi de golpe, pienso que su cambio no está bien fundamentado, porque es como pasar del invierno al verano saltándose el resto de estaciones, incluso en algún momento no me ha parecido el mismo personaje que se dejaba entrever en libros anteriores. Y sin embargo, creo que más que un cambio en el personaje en sí, es un cambio en el exterior, porque su interior siempre ha estado oculto para el lector, y la escritora ha decidido dejarnos ver su “yo “ real y por eso el personaje tiene un salto tan grande. Se puede entender, hay un montón de personas que enseñan un exterior que no se corresponde con su realidad interior, llevan un “escudo de protección” para evitar ser dañadas y eso no permite que las personas que las rodean lleguen a conocerlas en profundidad. Sus ganas de esconderse para no volver a sufrir, las aleja de la cercanía de las personas que las rodean, y sólo bajan ese escudo cuando se sienten completamente seguras de que nadie podrá hacerles daño. ¿Será Rafe la persona que consiga derribar ese muro invisible y penetrar en su interior?
A mí me encanta el libro, a pesar de esos puntos débiles, a pesar de la rapidez en el desarrollo y de dejar las cosas en el aire, me gusta, creo que es el mejor de la serie. Sin embargo echo de menos mayor profundidad en su historia. Tanto Imogen como Rafe merecían más entrega por parte de la escritora, son dos personajes a los que se toma un cariño especial: el borrachin que se da cuenta que está perdiendo su vida en el fondo de la botella y depronto descubre que podría cambiar, que podría esperarle un futuro mejor. Y la chica tan maltratada por la vida que desea experimentarlo todo, lo bueno y lo malo, para estar segura de vivir todo y sin reservas, que tiene tantas contradiciones en su interior que no sabe si comportarse como una mujer casquivana o dejarse llevar por sus tiernos sentimientos y la búsqueda del amor verdadero.
Si os gustaron los anteriores creo que éste no os va a defraudar, pero sólo si os gusta el estilo de Eloisa James, sino mejor es decantarse por otras novedades.