Melody Evans y Harlan Jones “Cowboy” se conocen en circunstancias extremas, puesto que ella está retenida en una embajada extranjera, junto a otras dos personas. El equipo de SEAL al que pertenece Harlan, será el encargado del rescate. Desde el momento en que están frente a frente queda patente la atracción que sienten, ahí existe más que la conexión entre un rehén y el encargado de ponerla a salvo, es algo más profundo, algo que ninguno esperaba, pero no por ello menos excitante.
Ya de regreso en EEUU, pasan unos días juntos, pero de pronto se separan y no es hasta pasados siete meses, que Cowboy (como le llaman sus compañeros) decide que tiene que volver a verla y estar con ella. La sorpresa que se va a llevar Harlan no tiene nada que ver con la alegría de volver a estar con Melody, porque la chica tiene un regalito inesperado, puesto que está embarazada.
Melody está feliz con su embarazo, es cierto que echa de menos al padre de su hijo, pero también sabe que no podría ser feliz con un hombre que arriesga su vida cada día. Ella siempre ha deseado un matrimonio tranquilo, un hombre que regrese a casa cada tarde y lo más temerario que haga, sea recortar el césped, por eso ha querido renunciar a Cowboy.
Cowboy es el típico SEAL, guapo, inteligente, fortachón, además de ser considerado de los más ligones dentro de su grupo. Por eso su celibato durante los últimos meses los tiene a todos sorprendidos; pero lo importante es que el más sorprendido es él. No sabe qué ha podido pasar pero recuerda cualquier cosa de Melody, y por eso es tan importante volver a verla, asegurarse de que todo lo que está sintiendo es real y no producido por la situación que les tocó vivir.
Lo que menos me ha gustado ha sido la insistencia de ella en lo poco adecuado que resulta un SEAL como su esposo ideal, y el empecinamiento en que él no podría llegar a ser lo que busca. También su insistencia en lo poco que se conocen y que no tienen nada en común, y sin embargo cuanto más tiempo pasan juntos, para mí más resultan una pareja, en la que además se percibe una gran química. En contraposición, él ha sabido granjearse mi afecto, por su insistencia, su tolerancia ante la brusquedad y la falta de acogida por parte de Melody, pero sobretodo porque a pesar de que tiene miedo a la situación que debe enfrentar no deja por ello de hacerle frente, aunque el pobre esté bastante perdido.
El libro tiene momentos muy tiernos entre ambos protagonistas, claro que el hecho de que ella esté embarazada ha podido influir en mi forma de ver las cosas, porque no he podido evitar sentirme identificada con algunas de las reacciones que ambos tienen. Y también hay momentos muy emotivos, algunos han conseguido hacerme llorar, sobretodo los relacionados con Andy.
Destacar como secundarios a Britanny, hermana de Melody, y a Andy, el niño que está viviendo en la casa de acogida de unos vecinos de Melody. Creo que Britanny tiene su propio libro “Pasión a ciegas”.
Con este argumento a priori tan manido y con un final que se intuye, me he encontrado un libro que me ha gustado y me ha enganchado del principio al fin. Es cierto que nada de lo que cuenta es nuevo, también que la historia es trillada y repetida en miles de novelas de tinte romántico, pero no por eso ha dejado de interesarme. Ha influido que ambos personajes me han gustado, y por supuesto que Brockmann se ha convertido para mí en una escritora de la que lo compro todo.
Valoración : Bueno.