Digamos que tienes un libro que compras por terminar una serie, pero cuyo argumento no te llama en exceso, y decides dejarlo en el armario, ya encontrarás el momento para leerlo. Pero van pasando los meses y siempre hay otra novedad u otro libro que te interesa más, y ése se queda en el olvido, y una tarde de absoluto aburrimiento te castigas y dices: “ahora lo leo, porque sino es hoy, no será nunca”. Y entonces descubres que te estabas perdiendo un libro como te gustan, y lamentas no haber comenzado antes a sumergirte en su lectura, eso es lo que me ha pasado con “Una noche con el príncipe”. Tercera entrega de esta trilogía de Sabrina Jeffries.
Me acabo de encontrar con una historia divertida, con diálogos muy ocurrentes y con unos personajes que me han encantado.
Byrne es el tercero de los hermanos de la Real Hermandad de Bastardos y si bien en los libros anteriores ya había aparecido brevemente, y teníamos alguna idea sobre su duro pasado es en esta historia donde lo conocemos en profundidad. La escritora nos presenta a un personaje atormentado y con unas “heridas” que todavía no han cicatrizado. La dureza de su infancia, el saber que es hijo ilegitimo, no ser reconocido por su padre (el príncipe) y la pérdida de su madre a muy temprana edad, han marcado su carácter, convirtiendo a Byrne en un hombre duro, aparentemente sin sentimientos, con una única ambición en la vida, sobrevivir, llegar a lo más alto y hacerle pagar a su “padre” todo el mal que le ha provocado a él y a su difunta madre.
Y por otro lado tenemos a Catherine, viuda y que necesita con urgencia recuperar unas cartas que su marido vendió a Lord Stokely antes de morir para conseguir dinero. Una mujer todavía joven, que jamás ha disfrutado del amor, y que a pesar de haber estado profundamente enamorada de su esposo está dolida porque acaba de enterarse que él no le era fiel. La confianza que siempre tuvo en su esposo quedó rota en el momento que él decidió traicionarla y vender esas cartas que son tan importantes para el futuro de ella y de su padre, sin tener en cuenta nada más que la necesidad acuciante de dinero para seguir jugando.
Ambos personajes se conocen cuando Byrne intenta recuperar el dinero que el marido de Catherine le debe y ese momento ha quedado grabado en la mente de ambos, y no precisamente por ser un recuerdo bonito. Pasado el tiempo y una vez que ha fallecido el esposo vuelven a encontrarse y se dan cuenta que se necesitan mutuamente. Ella quiere recuperar las cartas y Byrne conseguir una “ baronía”, y parece que la única forma de lograr ambos objetivos es estar unidos y hacerse pasar por amantes. Es a partir de este momento, cuando la historia empieza a desarrollarse.
Dos personajes aparentemente contrarios y opuestos en sus formas de vivir, de pensar y de entender el amor, y sin embargo con muchos puntos en común, porque para ambos la familia tiene una gran importancia. Poco a poco se van descubriendo y conociendo, poco a poco se sienten irremediablemente atraídos,¿serán capaces de dejar a un lado sus diferencias y comenzar una relación basada en el amor y la lealtad?
Ya digo, me ha encantado, me he reído, porque hay situaciones francamente divertidas, otras que llaman la atención por diferentes y atrevidas. Unos personajes carismáticos, sobretodo Byrne que me ha hecho pensar en Derek Craven, tienen ciertas similitudes, pero me parece que Byrne es mucho más caradura y más desvergonzado, pero también tiene una infancia muy dura y poco superada. Y Catherine es una protagonista que a pesar de tener cierta timidez es capaz de “lanzarse” e intentar estar a la altura de Byrne, y francamente desde mi punto de vista, lo consigue y con nota.
Pues nada, si os gustaron los dos libros anteriores de la serie, seguro que éste no os defrauda.
Besos.