Cuando la historia comienza han pasado tres años desde que Lady Victoria Wexhall y Nathan Oliver coincidieran en una fiesta. Ese momento quedó grabado en la memoria de Victoria, puesto que recibió su primer beso y no fue otro que Nathan quién propició el momento que ella todavía no ha podido olvidar. Pero a medida que ha ido pasando el tiempo su idea de lo que ocurrió allí fue cambiando y está segura que el doctor la utilizó para satisfacer sus deseos. Ahora que su padre ha decidido que debe ir a la finca que los familiares de Nathan tienen en Cornualles, quiere hacerle pagar su desaire de aquella noche, va armada para ello con la guía femenina que está causando furor y escandalizando a la sociedad en esos momentos.
Nathan ha pasado los últimos tres años separado de su familia, sufriendo el escrutinio de la sociedad que le rodeaba y sometido al veredicto de culpabilidad que sus convecinos, amigos e incluso su propia familia dictaron sobre él, al ser acusado de robar unas joyas durante una misión como espía de la Corona. Para Nathan, aunque no fue juzgado, el saber que ni siquiera en su familia podían confiar en él es más de lo que pudo soportar, por eso se fue para iniciar una vida como médico en otro lugar. Pero en este momento regresa porque cree que podrá demostrar su inocencia, lo que no esperaba es encontrar a la chica que lo besó y cuya inocencia y entrega no ha podido olvidar.
Un libro que me ha sorprendido por varias razones. No esperaba unos diálogos tan divertidos, ocurrentes y ágiles entre los protagonistas. Y además no recordaba que esta escritora dedicase tanto tiempo a la descripción de las escenas de “alcoba”, con esto no quiero decir que sean excesivas, ni mucho menos, a mí me han parecido muy bonitas; pero creía que las solía pasar por alto. Sólo había leído otro libro de ella, “Rosas rojas” y me pareció que no era tan movidito.
Nos encontramos con dos personajes que aparentemente no pueden tener nada en común. Si a Victoria le encanta Londres, a Nathan no le interesa lo más mínimo. Si a ella le interesa la opera, él la encuentra un martirio, etc, etc. Y sin embargo, cuanto más están juntos, cuanto más conversan, cuanto más se van conociendo, parece que son más cosas las que les unen que las que les apartan. Sin embargo, existe un escollo insalvable, y es que cuando Victoria regrese a Londres tendrá que decidir entre los dos pretendientes que la esperan.
Para mí el punto fuerte de este libro es la relación Nathan-Victoria, es una relación de igual a igual, ambos divertidos, francos, juguetones y entregados cada uno de ellos a sus propias ideas sobre lo que está ocurriendo y luchando con esfuerzo por demostrarse que no es más que una pequeña historia de amistad. Es muy interesante conocer los pensamientos de los dos durante todo el libro, aquí no tenemos que imaginar nada, ellos nos muestran su "interior" y el lector sabe perfectamente donde está situado.
La trama sobre las joyas robadas, el espionaje y los implicados en el mismo es interesante, pero queda absolutamente eclipsada por una bonita historia de amor, además considero que el culpable es bastante evidente casi desde el inicio, o al menos muy previsible.
Secundarios destacables, el padre de Nathan y Delia, la tía de Victoria. Y un inicio de capitulo que me ha recordado a otros libros, la saga Bridgerton y sino recuerdo mal, "Las normas de la pasión", ya que ambos se iniciaba el capitulo o con una referencia a un libro de moda o con las reflexiones de Lady Whistledown.
En resumen, me ha encantado el libro, no esperaba nada de él, pero nuevamente esta escritora me ha enganchado con una de sus historias. Creo que tendré que darle más oportunidades a sus libros