Isabella Carmichael fue secuestrada una noche a la salida de clase. Tres meses después aparece inconsciente en medio del bosque. Una vez en el hospital, Isabella recupera el conocimiento, pero no la memoria; sufre un bloqueo en su mente que no le permite recordar nada de sus meses de cautiverio ni de su captor.
Han pasado cuatro años e Isabella se ha cambiado de domicilio y de nombre y sigue sin recordar. Fresno, la ciudad en donde vive, se ve azotada por una serie de asesinatos. El asesino no se ha olvidado de nuestra protagonista y escoge sus víctimas: mujeres que se parecen físicamente a Isabella, con el mismo tatuaje con el que apareció nuestra protagonista después de su secuestro y todas están rodeadas de pétalos de una flor llamada nomeolvides.
Matthew Lawson está a cargo del caso y es quien relaciona los asesinatos con el secuestro de Isabella. Matthew busca a Isabella para que le ayude en la investigación, pero ésta se niega a colaborar con él. Todo cambia cuando el secuestrador entra en su casa para dejarle un mensaje en su habitación, pétalos de nomeolvides. A raíz de esto, nuestra protagonista pide la protección de Matthew. Para protegerla y no perderla de vista la lleva a vivir a su casa. Esta decisión les acarreará más de un problema, ya que el deseo y el deber no van de la misma mano.
El asesino poco a poco va cerrando el círculo sobre ella; a través de sus víctimas le va dejando mensajes y llega a matar a una de sus mejores amigas de la universidad. La furia del asesino se desatará cuando descubre lo que ocurre entre Matthew e Isabella.
Un libro de 10, el típico libro que engancha en la primera página y no lo puedes soltar hasta la última. Él intenta luchar contra lo que siente por ella, pero es tal su sentimiento que su lucha será en vano; por el contrario ella acepta ese amor, y por ese amor es capaz hasta de someterse a un tratamiento de hipnosis para poder recordar lo que paso durante su cautiverio.
Durante buena parte del libro la autora nos tiene en vilo sobre quién es el asesino, juega con dos personajes: un compañero de trabajo y un periodista. Por momentos te parece que el asesino es uno y pasadas unas páginas te parece que es el otro, por supuesto hasta el final no se sabe quién es y porque lo hizo.
De los personajes secundarios yo destacaría a la compañera de Matthew, Susan Wilder una detective con carácter que pide a gritos un libro propio.
En resumen un libro muy recomendable cuya única pega es que tiene alguna que otra expresión típica de Argentina, ya que el libro ha sido editado allí, pero te metes tanto en la trama que ese pequeño detalle pasa prácticamente desapercibido.
Mi valoración 5 sobre 5