Mitchell es el nieto del rico filántropo Cecil Wyatt, pero durante muchos años ha desconocido este parentesco, hasta el punto que su primer contacto con su familia paterna se produce porque su medio hermano William se entera de su existencia y decide que deben conocerse. Mitchell es un hombre que ha trabajado para llegar al puesto que ocupa en la sociedad, y al que nadie ha regalado nada, con unas carencias afectivas muy importantes. La desaparición de su hermano en extrañas circunstancias le coloca en una difícil situación, ya que se convierte en el principal sospechoso que baraja la policía.
Por otra parte tenemos a Kate que acaba de perder a su padre y que junto a su novio va a emprender unas vacaciones en una isla paradisíaca, sólo que su “amor” debido a su trabajo como abogado no puede acompañarla los primeros días y le comunica que llegará más adelante. Es en ese corto espacio de tiempo cuando ella comienza a replantearse un poco su relación, que parece que se ha estancado.
Kate y Mitchell se conocen de forma casual cuando ella está en esas recién estrenadas vacaciones, y la atracción entre ellos es inmediata. El protagonista es el típico hombre guapo, mujeriego, que no está pensando en una relación estable, pero que sin saber muy bien porqué se siente inmensamente atraído por Kate, hasta el punto de que comienza a plantearse cambiar algunos de sus hábitos más arraigados. Y ella por su parte mantiene una relación estable desde hace algunos años, y a pesar de su atracción por Mitchell no sabe bien de qué manera actuar, sus sentimientos se ponen a prueba, pero parece que no debería dejar escapar a este hombre, ya que ambos se ven incapaces de renunciar al sentimiento que está naciendo entre ellos ¿podrán tomar la decisión acertada?
Mientras todo esto ocurre, las sospechas sobre la desaparición del hermano de Mitchell se van acrecentando y cada vez parece que las pruebas encontradas en su contra le incriminan más y más. ¿Puede dos personas en estas circunstancias, permanecer juntas?
Como en todos los libros de Judith McNaught, las sospechas, las situaciones enrevesadas, las complicaciones, las mentiras, etc. son parte fundamental en la trama, y en muchas ocasiones parece increíble que la escritora pueda retorcer tanto las cosas, llegas a enfadarte con ella, porque parece que siempre tiene que dar una nueva vuelta de tuerca, complicarlo todo y amargarte el libro. Eso sí, lo hace como nadie, jajajjaa.
A destacar la presencia de los protagonistas de Paraíso Robado y Perfecta, ya que ambas parejas son amigas de Mitchell.
Este es el típico libro que se descarta porque las críticas son malas, y que una y otra vez vas leyendo el argumento y siempre te preguntas ¿lo compro? Pero las referencias son tan negativas que te dices... “mejor no, seguro que es tirar el dinero”. Pues la verdad que terminé por comprarlo y no me arrepiento. No es lo mejor que tiene Judith McNaught, y los errores en la traducción y en el desarrollo de la trama consiguen “cabrear”, porque hay cosas que son “intragables” como las equivocaciones a la hora de desarrollar escenas determinadas, donde se supone que algunos personajes no están interviniendo y aparecen de pronto, sin embargo, como soy incondicional de McNaught, me decidí y sin ser su mejor libro, me ha hecho pasar un rato agradable.