Hola, soy Nick Gautier

El mundo de los Cazadores Oscuros no se parece a nada que hayas visto antes. Es oscuro. Es valiente. Es peligroso...

Y es tremendamente divertido.

Mi nombre es Nick Gautier y ésta es la historia de mi vida.

Lo primero, quedaros bien con el nombre. Se pronuncia Go-shay, no Go-tee-ay o Goat-chay (éste último tiene una H extra y tal y como mi madre dice, nosotros somos demasiado pobres como para soportar una letra más). Yo no soy ningún diseñador francés fashion y extravagante, sólo soy un chico corriente... bueno, todo lo corriente que un chico puede ser con una madre stripper y una padre de profesión: criminal.

Mi madre también suele decir que los amigos son lo que Dios nos da para compensar la familia en la que nos tocó nacer. Y mi madre, a pesar de su ocupación, es una dama y le partiré la cara a cualquiera que diga otra cosa. Considerar esto una advertencia. Respertar a Cherise Gautier o ateneros a las consecuencias.

Mi reino es el Barrio Francés, y aquí yo soy el príncipe. Todo el mundo me conoce y yo conozco a todo aquel que es alguien, desde propietarios de Galerías de Arte, artistas, restauradores y sacerdotisas de Vudú hasta toda la biechería paranormal que pulula por ahí. Todos ellos se pueden contar como amigos míos.

No lo he hecho tan mal para ser un chico cuya educación proviene de los callejones. Trabajé barriendo los suelos de la tienda de muñecas y también en otras cosillas que es mejor no mencionar, y por las que mi madre me mataría si alguna vez se llega a enterar. También trabajé como guía en las rutas turísiticas de "Los no muertos de Nueva Orleáns". Todo aquel que visita el Barrio Francés, o contrata una, o acaba participando en cualquiera de las que pasan por la calle. Ya sabéis. "Y en este lugar, algo espeluznante ha sucedido" o cualquier otra chorrada por el estilo. Pero qué demonios... si yo mismo hago cada noche la mayoría de ellas, sólo para evitar el aburrimiento.

¿De verdad voy a hablaros de demonios? ¿Hombres-lobo? ¿Dioses y diosas andando por las calles? (y hablo de otros distintos a los que van montados en las carrozas del Mardi Grass) ¿Vampiros? ¿Acaso alguien cree en esas gilipolleces? Los únicos chupasangre que yo he visto alguna vez son abogados o esos mosquitos de culo gordo (si alguna vez has estado en Nueva Orleáns, sabrás de qué bombarderos B-52 estoy hablando). De todas formas, ahora que Anne Rice se ha ido de la ciudad, se ha llevado a la mayor parte con ella. Así que somos una zona libre de vampiros.

Y entonces una noche, decidí que aunque ya había hecho un montón de cosas malas en mi vida, no estaba dispuesto a asaltar a una pareja de turistas, no importaba que ellos tuvieran dinero y yo no. Así que la pandilla con la que andaba, en lugar de moler a golpes a un par de inocentes, me propinaron la paliza a mí. Y me hubieran matado, de no haber sido por aquel tío misterioso que salió de la nada y los dejó K.O. con tanta rapidez que todo lo que pude ver fue una mancha negra y borrosa. Lo siguiente que recuerdo es que estaba en el hospital, donde me cosieron las heridas, recibiendo una bronca de mi madre por culpa de la factura, y que aquel tipo se había ido.

Dos noches después lo encontré, quise agradecerle su ayuda, pero antes de que tuviera una oportunidad para hacerlo, unas extrañas puertas se abrieron y por ellas apareció algo que yo no había visto jamás. Los Cazadores Oscuros les llaman Daimons, pero yo les llamo horror, como todos salgan fuera. Son chupa-almas gobernados por una diosa implacable que está atrapada en un reino que detesta. Es un juego del gato y el ratón, entre la diosa Apollymi y el líder de los Cazadores Oscuros, Acheron.

El ganador contralará el mundo.

Y ahora mismo, yo estoy metido justo en el medio de esa guerra.

Creedme, ser un no muerto no es para aficionados y tampoco hay que jugar con lo paranormal. Todas esas cosas aterradoras que pululan por la noche son reales y deberíais rezar para que nunca os encontréis con ellas en su verdadera forma. De verdad que existen y están alrededor nuestra, desde el carnicero y el panadero de la calle St. Anne, hasta la pequeña y anciana fabricante de muñecas del Royal, incluso el capitán de mi equipo de futbol, que ha resultado ser un hombrelobo. De hecho, tu restaurante favorito, perfectamente puede estar regentado por una familia entera de mutantes. ¿Y quien sabe si la chica de la que estoy enamorado, no proviene de una larga estirpe de escuderos que velan por los cazadores de vampiros?

¿Cómo puedo saberlo?

No, yo no soy uno de esos no muertos o cualquiera de esos otros seres paranormales que viven y trabajan en el Barrio Francés. Simplemente, trabajo para ellos ahora.

Y adoro cada minuto de mi trabajo.