Como bibliotecaria de un pequeño pueblo, Charity Prewitt jamás soñó conocer y enamorarse de un hombre como Nicholas Ames, un encantador y atractivo millonario que un buen día apareció en su vida y la cambió por completo.
Nick es poderoso, sensual, el hombre perfecto. Sabe qué decir y dónde tocar para lograr que la joven alcance nuevas y ardientes cotas de placer. Nunca antes la pudorosa y decente Charity se acostó con un perfecto desconocido, pero ahora nada podrá impedirlo.
Sin embargo, Nick Ames no es lo que aparenta ser. En realidad es un agente encubierto de alto nivel que no dudará en mentir, seducir, traicionar... incluso matar, si es necesario, por el bien de la misión.
Y esta vez, su misión era Charity.
Yo no suelo leerme libros ambientados en la actualidad. Y tambièn es cierto que huyo de todo lo que tenga que ver con el ejército de los Estados Unidos. Pero bueno, este libro llegó a mis manos y me dije "pues prueba mujer, que total ya lo tienes".
Así que me siento en el sofá y lo abro.
El primer capítulo es el gancho perfecto. En él se nos describe el entierro del marido de la protagonista y aún sin conocer a los personajes, puesto que no ha dado tiempo a que la autora los presentara, es tal la carga emocional que desprende que se te saltan las lágrimas, o por lo menos a mí, y eso ya es todo un logro.
Después veremos como el perfecto Nick se cuela en el mundo de Charity. Una mujer cuya vida social es prácticamente nula, pero que no puede resistirse al encanto de aquel hombre apuesto que está de paso en la ciudad. Y qué carajo, ya que se veía obligada a pasar el resto de su vida en aquel pueblecito, porque las cargas familiares le impedían irse, pues aprovecharía el inesperado y asombroso interés que Nicholas Ames tenía en ella.
Pero bajo la fachada de Nicholas se esconde un depredador. Un hombre que hará lo que sea necesario para conseguir sus fines. Y ahora su meta es llegar hasta un importante Vor de la mafía rusa. Un conocido y alabado escritor, superviviente de los campos de concentración Stalinistas. Un hombre frío y calculador, que maneja sus turbios asuntos con mano de hierro y precisión de cirujano. Pero que tiene un punto vulnerable: Charity. Ella es la viva imagen de Katya, su difunto amor.
Bien, os juro que hubo momentos del libro, en el que me rechinaban los dientes ante la actitud de Nicholas. Demasiado cabelloroso, demasiado protector, demasiado... todo. Como muchas veces piensa ella, un hombre moderno, con los modales de un caballero de épocas pasadas. Pero para mi gusto, cargante hasta lo indecible.
Este libro está catalogado como libro romántico erótico. Pues bien, supongo que le darían esa categóría porque el bueno de Nick se pasa todo el libro empalmado y ella sufre el efecto invernadero en su entrepierna. Y porque utilizan la palabra polla en vez de pene y el verbo follar en vez de hacer el amor. Porque por lo demás, no se diferencia de ningún otro libro que haya leído.
La relación entre Nick y Charity es muy bonita, y pese a la trama de suspense y acción que forma parte del argumento, el libro se centra básicamente en ellos dos. Me ha gustado sobre todo una cosa, que pese a que hay bastantes escenas de sexo, la autora aplica el dicho, "lo bueno si es breve, dos veces bueno" y no se pasa páginas y páginas describiendo el apareamiento. Así que deja esas páginas para desarrollar la historia.
Y para mí es una historia bastante completa, no he notado nada en falta. La he comparado con los libros de Anne Stuart, porque son los más parecidos en argumento que he leído. Y mientras los de Stuart se basan en el suspense y la historia de amor es casi secundaria y no muy profunda. Aquí la trama está mucho más equilibrada.
Sólo le encuentro algunos peros: uno, relacionado con la forma de escribir de la autora. Que a veces repite de nuevo algo que ya te ha explicado antes y que a mí me parece del todo innecesario, aparte de que en algún momento sale a relucir esa vena patriótica que me puede. Y bueno, quizás casi al final, la actitud de Charity me pareció un poco fuera de lugar. Vamos, que me esperaba otra reacción, porque pasó de ser un corderito dulce al que había que tener en algodones a convertirse en Mata-Hari.
Y otra, las faltas de ortografía que hay en el libro. Una pena, porque aunque no son extremadamente abundantes, sí se dan lo suficiente como para que me enfade. Una errata se puede pasar por alto, dos también. Pero cuando ya se llega a la decena, cansa y jode. Vamos que no estaría de más que revisaran las correcciones.
Yo le doy un 4.